A través de su ventana, C mira todos los días la antigua casa vecina, y se ha convertido en testigo de la brutal transformación del barrio. Un día, la madre de C sufre un infarto cerebral, el cual la deja incapacitada de hablar. C le escribe cartas en un intento de no perder contacto y le cuenta lo que ve diariamente. Este relato epistolar y la destrucción del vecindario se transforman en metáforas: su deconstrucción está ahí, sumiéndose en reflexiones e interrogantes sobre la relación con su madre y el rol femenino que jamás sintió suyo.